Si nos adentramos por los caminos abiertos del monte bajo de Yucatán, quizá nos encontremos con un pequeño animal acorazado y corto de vista llamado armadillo. Si nosotros también somos cortos de vista es probable que no veamos nada y terminemos además perdidos por los caminos abiertos del monte bajo de Yucatán.
El armadillo, ese animalito tímido que, en los caminos del interior del Estado, a veces se deja ver intentando atravesar la carretera, asomándose despacito, titubeante y avizorando el camino con sus pequeños ojitos, representa el máximo exponente de la cobardía animal. Mientras que la mayor parte de la comunidad animal lucha por la supervivencia en pelotas, el armadillo lo hace provisto de un parapeto corporal que le proporciona protección en invierno y un acojonante calor en verano. Cobarde!!.
El armadillo es un mamífero que pertenece a la familia de los Edentata y al género Dasypodinae, aunque él no lo sepa ni le importe. Su nombre científico es Dasypus novemcinctus, aunque todos sabemos que a pesar de tener un nombre científico y en latín no es más que una :rata acorazada, sí, pero una rata al fin y al cabo.
Si observamos detenidamente a un armadillo, podremos fijarnos mucho mejor que si lo observamos estando en movimiento. A primera vista, lo que más llama la atención de la anatomía de un armadillo es la ausencia de orejas y de trompa. Pero esto no debería sorprendernos, en absoluto. Si tuviera orejas y trompa no estaríamos ante un armadillo, sino ante un elefante enano o, mejor aún, una rata elefante. Y eso sí que sería una sorpresa !!!
El armadillo, para contrarrestar la falta de orejas, desarrolló una especie de coraza que le recubre el cuerpo protegiéndole de sus posibles predadores. No sintiéndose aún lo suficientemente cobarde, adoptó una forma tan personal como ridícula de afrontar los peligros: recoger su cabeza y extremidades y hacerse una bola.
En mi humilde opinión, el armadillo, además de avergonzarse por ser cobarde, debería sentirse profundamente afortunado por no tener orejas.
Convertirse en pelota puede haberle servido hasta ahora para escapar de sus predadores, pero convertirse en una pelota con orejas lo habría convertido antes o después en la mascota preferida de los niños. Y eso es lo peor que le puede pasar a cualquier animal que no sea venenoso.
(porque lo peor que le puede pasar a un animal venenoso es morderse la lengua).